A pesar de que se pueda pensar que es algo sencillo, el primer quemado de una vela marca la durabilidad de esta.
Para entender por qué el primer quemado de las velas es de tal importancia, debemos saber porque se da la combustión. El oxígeno (O2) del aire, entra en combustión y reacciona con los componentes de la cera, produciendo dióxido de carbono (CO2) y vapor de agua (H2O). Cuando no haya O2 suficiente en el aire, la vela se apagará.
Si queremos que nuestra vela tenga el mayor tiempo de vida posible, debemos realizar el primer quemado adecuadamente: colocaremos la vela en posición vertical, siempre sobre superficies resistentes al calor y evitando situarlas cerca de calefactores o corrientes de aire. Debe protegerse la superficie donde se sitúe la vela, ya que puede verse dañada por la temperatura que alcance el vaso o por la cera que gotee.
Para sacar el máximo partido a la vela en el primer quemado, debe quemarse hasta que la superficie completa del vaso se derrita uniformemente. Así evitaremos la tunelización de la mecha, por la cual la cera se consume creando un agujero que dificulta que la mecha respire, ahogándose sin consumir la vela.
El tiempo estimado que debe estar encendida por primera vez, ronda las 4 horas, hasta que la cera liquida toque las paredes del vaso, de esta forma conseguiremos que libere mayor fragancia.
Una vez encendida por primera vez, la mecha cobra mayor importancia, está siempre debe estar en el centro, por lo que cuando la apague recolóquela si es necesario. Si aparece humo negro, significa que debe cortar la mecha una vez la llama esta apagada y la cera haya enfriado.